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Publicado el :
01/12/2016 18:05:02
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VINOBLOG
Los barriles se utilizaron en el pasado para conservar, y transportar productos muy diversos, ya que debido a su forma podían rodarse. Hoy en día, el uso de los toneles ha sido relegado a la crianza de vinos, y algunas bebidas espirituosas. Los toneles fabricados con roble para la conservación del vino se denominan barricas, y en el siguiente artículo os contaremos que aportan al vino, y las principales diferencias entre los distintos tipos de barricas.
Comencemos hablando de la materia prima: el roble. ¿Por qué el roble?
Aunque hay muchas especies de robles en el mundo, las que mayoritariamente se utilizan para la fabricación de barricas son; el roble francés (Quercus petrea), y roble americano (Quercus alba).
El roble francés se extrae mayoritariamente de sus bosques, aunque puede ser encontrado en otros lugares de Europa como son Irlanda, Portugal o Sicilia. Los bosques franceses más importantes son los de Alliers, Limusin, Nevers, Vosgos y Troncais. Su origen se remonta al siglo XVII, cuando la necesidad de proveer a la marina francesa de materia prima promovió la explotación y conservación de estos bosques. Hoy en día, prácticamente la totalidad de esta madera se destina a la fabricación de barricas.
Por otro lado, el roble americano es extraído principalmente de las grandes extensiones de robles en los estados de Mineesota, Missouri, Arkansas, Kentucky, Oregon y Ohio. Al contrario que el roble francés, la cantidad de madera destinada a la fabricación de barricas es minoritaria.
Una de las principales diferencias entre el roble francés y el americano es el precio, siendo el coste de las barricas de roble francés aproximadamente el doble que las de roble americano. Esto, entre otros motivos, es debido a la forma de extracción de la madera de los troncos de roble. En el caso del roble francés, debido a tener el poro hueco, tiene que ser hendida en paralelo a los radios medulares del árbol y, por consiguiente, esto resulta en un mayor desaprovechamiento de madera. En cambio, el roble americano puede ser aserrado de forma convencional, con lo que el aprovechamiento de la madera es mayor.
Otra de las principales diferencias, es la forma en que ambos robles modifican las cualidades organolépticas de los vinos. El ratio de oxigenación del roble americano es más alto, y esto se traduce en que los vinos evolucionan más rápido. Es decir, que los vinos necesitan menos tiempo para adquirir las cualidades deseadas. El roble americano proporciona al vino aromas dulzones y tropicales como pueden ser la vainilla, el coco, el café, el caramelo o el cacao.
Sin embargo, el roble francés es todo lo contrario. La micro-oxigenación se produce más lentamente, con lo cual se necesita más tiempo para el envejecimiento, pero a su vez, este se realiza de manera más equilibrada. Proporciona al vino una serie de aromas especiados y balsámicos, a miel y a frutos secos entre otros. Hay quien define el envejecimiento en el roble francés como uno más fino.
Como conclusión, no podemos decir que el roble francés sea mejor que el americano. De hecho, muchos vinos son envejecidos en ambos tipos de barricas, y el producto final es una combinación de ambos. Además, cada tipo de vino necesita un tipo de roble distinto, y es tarea del enólogo determinar qué tipo de roble o que combinación de barricas son las ideales para conseguir el objetivo final; que no es otro que elaborar un vino con el que disfrutar en compañía de nuestros seres queridos.